Porqué estamos aquí...

Aunque no queramos aceptarlo, el fin de la vida es un paso inevitable...

Antes o después, cercano o no, la partida de nuestros afectos nos sumerge en un punto de angustia muy difícil de superar.

Este espacio fue creado por un grupo de supervivientes a la pérdida, que desean compartir sus vivencias y, porque no, ofrecer su experiencia para que aquellos que no encuentran paz y tranquilidad al estar sumidos en la angustia, puedan ver una luz de esperanza a su sufrimiento.

Gracias Padre Hilmar Zanello por sus maravillosas enseñanzas, su incondicional apoyo espiritual y por enseñarnos que transitar por el camino del dolor, con profunda fe, nos da las fuerzas suficientes para sentir la presencia de Dios que nos acompaña, nos sostiene e ilumina nuestro camino con la esperanza puesta en la Resurrección. Nuestro eterno agradecimiento. Equipo Pastoral.

Música

sábado, 12 de mayo de 2012

Las almas son Mi Casa

Meditación sobre el llamado que Dios nos hace cada día.

Las aguas estaban calmas, no había hombre ni bestia salvaje en el mundo aún, todo eso estaba en la paleta del Pintor Celestial. Era de mañana temprano, y una tenue bruma flotaba sobre el mundo desierto, expectante por lo que estaba por ocurrir. El miraba desde Su lugar, desde lo alto, y pensaba cuantas cosas ocurrirían con el paso de los siglos en esa esfera azulada que acababa de crear.

Un día, un día lejano, El mismo se iba a calzar las Carnes y los Huesos del Hombre e iba a caminar por ese mundo. Lo sabía bien, Carne y Sangre que iban a derramar sobre la tierra yerma la esencia de lo que El mismo era, Palabra, Verbo, Mensaje, Salvación. ¡Qué día extraordinario sería ese! Lo que más Le atraía de ese pensamiento era la idea de quién iba a ser Su Madre terrenal. Ese solo sueño, sueño de Dios, consolaba Su Corazón dolido por aquellos sufrimientos que sabía iba a soportar.

Y luego, el mundo arrancó su loca carrera, y ya nunca se detuvo, hasta hoy. Nosotros vivimos aún en esa esfera azulada que El creó aquel día, cuando también creó el tiempo mismo. El tiempo ha corrido, y ha visto sucederse cosas maravillosas, y muchas tragedias también, mientras nosotros nos miramos el ombligo sin siquiera pensar donde estamos parados.

Esta esfera azulada que se llama tierra, y que aún sigue girando, ya recibió la visita de la Palabra Creadora, del Verbo de Dios. El vino, nos habló, nos hizo comprender Quien era en realidad, dejó que lo matemos como a un Cordero Inocente, y Resucitando de entre los muertos pasó una buena cantidad de días con nosotros. Muchas cosas nos dejó antes de marcharse, pero sin dudas que el principal legado es Su propia Presencia en la forma de Pan y Vino.

¿Por qué hizo esto? No alcanzan todos los libros y los teólogos del mundo para explicar la profundidad y el pleno alcance del Milagro Eucarístico, Milagro que aún hoy sigue ocurriendo cada día en todos los altares de la tierra, de forma gratuita, sin más requisito que el de un Sacerdote celebrando la Santa Misa. Pero quizás debamos meditar en el aspecto más simple de ese Trocito de Pan en el que, por nuestra fe, sabemos se encuentra realmente Presente el mismo Dios, Jesucristo Rey del Universo

El Rey de la Creación se quiso esconder en una insignificante pieza de trigo transformada en Pan, para que nosotros lo comamos convencidos de que al hacerlo incorporamos al mismo Dios a nuestro cuerpo. ¿Por qué hace Dios esto? Yo creo que Dios, con este gesto de Amor extraordinario, nos grita en cada Misa con una Voz que resuena en todo el universo:

¡Las almas son Mi Casa!

Este grito de amor incondicional se redobla en el momento en que, con extrema devoción, nos presentamos ante el Sacerdote para recibir el Pan de Vida. ¡Tu alma es Mi Casa! nos dice Dios en ese momento, redoblando el mensaje de Pablo que proclamaba con lengua de fuego que “El cuerpo del hombre es el Templo del Espíritu Santo”. Y si Jesús mismo entra en nuestra casa a través de la Eucaristía, donde habita el Espíritu Santo como Templo Sagrado que nosotros debemos honrar, pues es que entonces somos Casa del Padre también. Es la misma Casa maravillosa que nos prepara Jesús, Casa que tiene muchas habitaciones, para que vivamos allí la plena felicidad.

Dios Único, en Su Santísima Trinidad, se regocija en nuestras almas, que son el Jardín Sagrado donde El desea descansar y gozar, porque somos el centro del fruto de Su Creación. El Señor del Universo creó todo, cielos, estrellas, mares y montañas, pero la maravilla más extraordinaria que El creó es este pequeño espejo de Si Mismo, nuestro cuerpo y nuestra alma.

Mírate hermano por un momento, porque eres la niña de Sus Ojos, Su debilidad y Sus desvelos también, eres el motivo por el que se desgrana esta loca carrera que es la historia del mundo. Mírate, ahora mismo, en el espejo de la eternidad, espejo en el que los siglos corren como segundos, y los minutos demoran milenios. Allí estás tú, parado y en silencio contemplando este acto único e irrepetible de tu Creador, que es tu propia existencia. El te dice con Voz clara: “Tu alma es Mi Casa”. El quiere habitar en ti, y ser feliz allí, contigo. Hazle un lugar santo y bueno, como sólo El se merece. Un lugar limpio y pleno de paz, sin malezas, sin estridencias. Un lugar en el que los Ángeles canten:

“Hosanna al Señor, Hosanna en las alturas, Bendito el que aquí habita, en Nombre del Señor

 ¡ Señor, golpea a mi puerta, insiste por favor!
                      
                                                            Publicado por: " María Reina del Cielo"










martes, 24 de abril de 2012



Sabemos que la muerte es parte de la vida.
También sabemos que la vida que vivimos, es vida contra la muerte. Nuestra lucha es siempre una lucha contra las fuerzas disgregadoras de la muerte.
Se ve la muerte desde una cara que se nos presenta como una despiadada enemiga que nos despoja de todo.
Desde la Fe Cristiana vemos la otra cara oculta de la muerte, que viene a iluminar toda la oscuridad que ven nuestros ojos.
Entonces como cristianos creemos aquellas palabras de Jesús resucitado que nos llena de esperanza cuando nos dice: " Crean en mi Yo soy la Resurrección y la Vida...Yo he venido para que tengan vida y vida eterna".
Hacia este pensamiento esperanzador van dirigidas estas palabras, a fin de que nuestra confianza en el poder de Cristo resucitado nos ilumine como peregrinos que caminamos no hacia la muerte sino hacia la vida verdadera.
                                                                                                                   


         


domingo, 22 de mayo de 2011

Acudir a propia fe

El sufrimiento que tiene significado es más soportable.
El proceso de aflicción no está completo hasta que la persona que está en duelo no haya descubierto un nuevo significado en la vida. Esto no es inmediato. Más bien, el impacto inicial con la muerte sacude la fe, rompe la familiaridad de los sobrevivientes y destruye los proyectos personales. La imagen de Dios entra en crisis y se sienten traicionados, incluso niegan su existencia.
Para otras personas, la relación con Dios puede reforzarse: " Dios me está dando las fuerzas que necesito"; "en la oración encuentro paz".
Para quien está enojado con Dios, una forma de demostrarlo es no concurrir a la iglesia ni rezar.
Desahogarse con Dios no es pecaminoso, por el contrario, ayuda a curarse: Dios puede acoger los deshagos humanos; Él no causa las tragedias: algunas son causadas por las desgracias, otras por la irresponsabilidad humana, otras son consecuencias inevitables de la naturaleza mortal. Dios no causa ni previene las tragedias, pero da las fuerzas necesarias para afrontarlas y superarlas.
La fe no protege el dolor, pero ayuda a afrontarlo; no lo explica, pero ayuda a usarlo positivamente; no lo absolutiza, pero ayuda a redimensionarlo  a través de propuestas de esperanza y la invitación a la solidaridad.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Tomar decisiones

Víctor Frankl, un sobreviviente de los campos de concentración, sintetizó bien el poder de elegir el propio comportamiento ante un drama que no se puede cambiar.
"Todo lo que amamos se nos puede arrancar; lo que no se nos puede quitar es el poder de elegir que actitud asumir ante estos acontecimientos".
Quien está golpeado por un duelo puede elegir: sentirse víctima de los acontecimientos o desarrollar una actitud de sano realismo.
El pasado no se puede cambiar; pero se puede comenzar a obrar hoy con valentía y buena voluntad, a hacer lo que no se hizo ayer.
La muerte de una persona querida, a veces tiene el efecto de liberar en los sobrevivientes esa parte de si que nunca fue vivida.
En las fases iniciales es necesario tomar "pequeñas decisiones" que permitan a la persona despertar y ganar confianza en sí misma.
El desafío concreto es el de restablecer un ritmo cotidiano de manera sencilla, decidiendo las actividades por desarrollar.
Estas "pequeñas decisiones" permiten a las personas volver a sumergirse en la vida para construir un nuevo proyecto de vida.
Las grandes decisiones es necesario postergarlas hasta haber alcanzado más serenidad y equilibrio.

" Se paciente con todo lo que queda sin resolver en tu corazón.
Trata de armar incluso tus preguntas. No busques las respuestas que no se te pueden dar porque no las puedes vivir. Vive todo.
Vive tus preguntas porque tal vez, sin notarlo, estás gradualmente elaborando las respuestas".

                                                         

martes, 17 de mayo de 2011

Con una Fe más profunda

Los cristianos con una Fe más profunda descubren en el sufrimiento que no están solos... que están aprendiendo a encontrar respuestas a tantas preguntas y sobre todo para interrogarse donde está Dios cuando uno sufre.
Desde la Fe creemos que Dios está presente con nosotros acompañándonos, porque también sufrió... lloró... y padeció de la muerte como nosotros.
Por eso es que Jesús, el hijo de Dios, no vino a suprimir el dolor, sino a asumirlo y darle un sentido y sobre todo a darnos su fuerza y consolación para sus discípulos que creen en Él.
Qué fuerzas nos dan sus palabras cuando recordamos lo que Él nos dijo hace tiempo:
" Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28,20).

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Para qué sanarse? ¿Por qué sanarse?

En el sufrimiento se mueren o se desgastan ilusiones, proyectos, fe, ganas de luchar, motivación, salud, sentido de vida...Se muere parte de nosotros. Nos morimos, en parte, nosotros mismos.
Cuando sufrimos sólo vemos lo que perdemos, nos estancamos en un pasado que pesa demasiado y no termina de pasar, entramos en crisis de identidad y de autoestima. Todo es negro y difícil. ¿Cómo ganar el futuro?
Constatemos que el sufrimiento mal elaborado destruye "des-vitaliza". Querer y sentir la necesidad de sanarse y ver lo positivo que hay detrás de toda crisis es esencial para poder recuperarse y madurar, para "re-vitalizarse".
Hay que redescubrir un motivo y un fin, resignificar el sufrimiento positivamente, recrear el futuro. Estos son los vectores sanadores del duelo.
No pretendamos tampoco liberarnos del sufrimiento sin liberarnos de nosotros mismos, de nuestros apegos e inmadurez personal.

¿Por quién sanarse? ¿Para quién sanarse?
Como en esta misión se implica la afectividad y la voluntad, es muy motivador tener a alguien por quién sanarse y para quién sanarse; a quién amar y por quién ser amado, rodearse de seres queridos y tener una misión con un proyecto existencial.
El hombre es el mejor remedio para el hombre.
Sin embargo, la principal motivación a de salir de uno mismo y para uno mismo, especialmente si se está atravesando una situación tan delicada como es la muerte de un hijo, donde se pierde la continuidad de la vida, la proyección natural. Hay que recrear autoproyectos "significativos de vida". Hay que proyectarse en el valor del amor al amor.
Nadie se sana si se autolimita, si no se quiere, sin autoestima positiva.
En el proceso de elaboración del duelo el primer salvavidas es para uno mismo. Después podremos tirar el salvavidas a los demás.

                                Den palabras al dolor


                               "Den palabras al dolor.
                                La desgracia
                                que no habla,
                                murmura
                                en el fondo del corazón,
                                que no puede más 
                                hasta que lo quiebra". 
    
                                                   W. Shakespeare



lunes, 6 de diciembre de 2010

FASES DEL DUELO

  • Aturdimiento inicial: El sufrimiento puede dejar a la persona anestesiada, perturbada, muda, incluso privada de autonomía de pensamiento, palabra y acción.
  • Lamentación: Surgen las primeras expresiones inarticuladas y las exclamaciones, abundan los gestos, viene la queja: "¡No lo puedo creer!".
  • Negación: "¡ No, no es cierto!".
  • Rechazo: "¡No, no lo acepto!".
  • Miedo y ansiedad: "¡ Y si me sucediera...!".
  • Culpa: "¡ Si yo no hubiese...!".
  • Bronca: "¿ Por qué a mí?". "¿Por qué se lo hicieron, Dios?".
  • Tristeza profunda y desmotivación:"¿ Qué sentido tiene ya...?".
  • Resignación: "¡Me tocó a mí. Es la fatalidad!".
  • Reencuentro con Dios: "¡Siempre estuvo a mi lado!"
  • Recobrando la serenidad interior:"¡Después de tanto sufrimiento, estoy recobrando la paz!".
  • Aceptación:"¡ Hay que volver a vivir!".
El duelo exige un gran dinamismo interno de sanación. No es lo que el sufrimiento hace conmigo, sino lo que yo hago con mi sufrimiento.
El duelo no se improvisa, ni se hace de la noche a la mañana.

                        " Cuida tu mente y tu corazón.
                        Si están en sufrimiento, sánalos.
                        De ellos, brotan las fuentes de la vida"     
                                                                                                                                    Pdre. Mateo Bautista